42 años transcurrieron de la inusual crecida de los ríos Paraná y Paraguay que dejara sin bienes a miles de compatriotas en Pilar. A 10 metros y 5 centímetros llegó el nivel del río en el año 1983, marcando un antes y un después en la vida de los habitantes de la capital de Ñeembucú.
Pilar fue arrasada por el desborde del río Paraguay y el arroyo Ñeembucú.
Muchos recuerdan el terrible hecho, y resaltan el liderazgo de personas desinteresadas que supieron conducir la titánica lucha de defender la ciudad.
Poblaciones costeras fueron arrasadas dejando a miles de compatriotas sin viviendas.
Igualmente, cultivos y ganados arrasados por la inusual riada, fue la época que se comenzó a hablar del fenómeno climático El Niño. La producción pecuaria fue afectada considerablemente por la pérdida de unas 200.000 cabezas de ganado, las pérdidas fueron millonarias.
Muchas anécdotas quedaron en el recuerdo, entre ellas el amor de la pilarense Jacinta Benítez y el danés Bent Erling Jacobsen, que se enamoraron cuando el buque carguero danés Britannia atracó en Pilar, luego de que el capitán escuchara en Corrientes el llamado de auxilio de los locutores de radio Carlos Antonio López.
Años después se casaron y se radicaron en Pilar.
Luego del 83, los pilarenses reconstruyeron de a poco su ciudad, y recuperaron su vida. Los pobladores que vivieron la triste experiencia recuerdan el protagonismo del sacerdote redentorista Federico Schiavón para liderar la recuperación de la ciudad, tras el desastre natural.
El 24 de mayo de cada año, por Resolución N° 806/2013 de la Junta Municipal de Pilar se establece como Día de la Solidaridad Pilarense en homenaje a la fecha.
Hoy, con mucho optimismo, los pobladores observan el avance de la nueva defensa costera de la ciudad, que luego se convertirá en la costanera. Obra que dejará en el recuerdo los aciagos días de las inundaciones.