Emiliano Rolón Fernández será el siguiente fiscal general del Estado de la República del Paraguay. Fue confirmado como titular del maltratado Ministerio Público. No leerá en este comentario las referencias personales ni profesionales del citado jurista, porque como señalaba San Mateo, “ustedes los reconocerán por sus frutos” (Mt 7,16), o al decir de San Lucas: “Cada árbol se conoce por sus frutos” (Lc 6,44). Entonces, ya veremos qué nos ofrece el próximo fiscal general en su lustro de funciones.
Sí, le digo que su reto es dejar un legado en la historia, que lo recuerden como un gran fiscal general, que le devuelva la credibilidad (si alguna vez la tuvo ese organismo) a la institución que representará. Hasta ahora no recuerdo a uno bueno en ese cargo, o buena por referirme a la actual fiscala general, así que tampoco es que tenga la tarea demasiado difícil. ¡Ánimo Emiliano!
Todavía retumba cómo Santiago Peña defendió al ex senador Óscar González Daher diciendo que solamente al árbol que da frutos le tiran piedras, no sé a qué clase de frutos se refería el colorado, pero sí sé que el extinto dirigente político no ofreció precisamente un dechado de virtudes en vida. Así que prestemos atención a los frutos de Rolón Fernández.
Por de pronto, hubo unanimidad en el Senado para su designación (salvo cuatro ausencias), lejos de los escasos 24 votos que alcanzó la poco bien ponderada Sandra Quiñónez. Eso sí, la cantidad de electores a favor no representa certeza de buen desempeño, la historia paraguaya tiene ejemplos de sobra, historia que, reitero, ahora le propone un reto al próximo fiscal general del Estado. Él optará por quedar como otro cuestionado representante del órgano o como un paradigma para los demás titulares de la entidad.
Es muy necesario subrayar que el artículo 266 de la Constitución Nacional señala que “el Ministerio Público representa a la sociedad ante los órganos jurisdiccionales del Estado”. El Diccionario de la Lengua Española, a su vez, nos ilustra que “sociedad” es un sustantivo femenino que alude al “conjunto de personas, pueblos o naciones que conviven bajo normas comunes”. Sociedad, entonces no se refiere a las élites, a los representantes políticos, a los poderosos, a unos cuantos privilegiados, sino a todos los paraguayos por igual, simetría consagrada también en la Constitución, específicamente en el artículo 46. Leamos más seguido ese documento pilar de nuestra democracia, pero sobre todo pongámoslo en práctica.
A propósito, es conveniente citar textualmente los deberes y las atribuciones del nuevo jefe del Ministerio Público, enumerados en el artículo 268 de la Carta Magna: Velar por el respeto de los derechos y de las garantías constitucionales; promover acción penal pública para defender el patrimonio público y social, el medio ambiente y otros intereses difusos, así como los derechos de los pueblos indígenas; ejercer acción penal en los casos en que, para iniciarla o proseguirla, no fuese necesaria instancia de parte, sin perjuicio de que el juez o tribunal proceda de oficio, cuando lo determine la ley; recabar información de los funcionarios públicos para el mejor cumplimiento de sus funciones, y; los demás deberes y atribuciones que fije la ley. Significativa tarea la que le espera a Rolón Fernández.
Ojalá la historia cambie en la Fiscalía General del Estado, organismo que solamente acumula a plazos en la última istración, con agentes persiguiendo a quienes se manifiestan por sus derechos, por ejemplo, pero favoreciendo a grandes delincuentes con procesos viciados de nulidad, inacción y hasta complicidad. Hasta ahora en mi memoria solo acumulo decepciones del Ministerio Público, parcialidad manifiesta, omisión y negligencia.
Ojalá Emiliano Rolón cambie esa evaluación y enfrente a la historia paraguaya para dejar un gran legado en ella. Espero que comprenda la responsabilidad que le toca, para bien, de toda la sociedad paraguaya, sin distinciones, por favor.