25 may. 2025

El garrote del Jurado

Fernando Boccia Torres – [email protected]

Veraz o no, cualquier denuncia ante el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados puede hacer tambalear y hasta derrumbar la carrera de un juez o fiscal. Puede hasta ser algo banal, alguna cuestión “de forma": una página que olvidó firmar, un testigo no citado o simplemente cualquier actuación, por más intrascendente que haya sido.

Generalmente, las denuncias no son tratadas de inmediato y son archivadas. Pero un día, algún día, el denunciado comete un pecado. Ese pecado puede ser, por citar ejemplos obvios, investigar a un intendente o procesar al cuate de un senador. La consigna es clara para los operadores de Justicia: no molestar a quien no debe ser molestado.

Mágicamente, entonces, aquellas denuncias que estuvieron encajonadas años y años encuentran su lugar en el orden del día del Jurado y los magistrados y fiscales deben atenerse a sus consecuencias.

La última víctima de esta antigua regla no escrita parece ser el fiscal antidrogas Ysaac Ferreira. Entre otras cosas, en los últimos años Ferreira y sus compañeros estuvieron visitando hangares, imputando a funcionarios públicos e incautando avionetas en un caso que apunta a desbaratar toda una estructura que brinda protección institucional a la operación aérea de traficantes internacionales de drogas.

Puede ser que este haya sido su pecado, quizás fue otro. Lo cierto es que en octubre del año pasado el Jurado vio oportuna la ocasión para desempolvar una denuncia contra el fiscal que data del 2008 por un caso de invasión de inmueble que ya fue desestimado. Era una de esas cuestiones “de forma”.

El órgano en su mayoría votó por la remoción del agente del Ministerio Público. Por eso de cómo el Jurado maneja sus plazos –cómo se nota, el factor temporal siempre es clave– recién la semana pasada notificaron su resolución a la Fiscalía. Así, Ferreira pasó a ser un ex fiscal.

A Ángel Ramírez le pasó algo parecido, pero su error es quizás más burdo: investigar a la esposa del presidente del Jurado, el senador Óscar González Daher. Valeroso, temerario pero imprudente, Ramírez. Hasta ahora, el fiscal solo fue suspendido. Veremos cómo sigue su caso.

Esta historia no es nueva. Senadores y diputados, siempre consideraron al Jurado de Enjuiciamiento como el garrote al cual puede recurrir la clase política cuando la Justicia incomoda o, peor aún, pretende hacer justicia.

Quizás ahora mismo la directiva del órgano se maneje con menos sutileza, blandiendo el garrote a quien se anime a hacerle frente. Sin embargo, el problema es antiguo y estructural. Una verdadera reforma judicial es la única forma mediante la cual el Jurado podrá realmente sanear la Justicia y dejar de funcionar como una herramienta de presión a fiscales y jueces.