“Dejé (algo) claro a la comunidad internacional: no habrá alto el fuego sin el regreso de los secuestrados. Simplemente, no sucederá”, dijo Netanyahu hoy en un discurso antes de reunirse con su gabinete, y recordó que la istración del presidente norteamericano, Joe Biden, comparte su misma opinión.
Añadió que Israel no se opone a un acuerdo de tregua y culpó a Hamás de “exigencias extremas”, cuyo objetivo es poner fin a la guerra “para garantizar su supervivencia, su rehabilitación, (y) su capacidad de poner en peligro” a los ciudadanos y soldados israelíes de nuevo.
“Ceder a las exigencias de Hamás le permitirá intentar repetir una y otra vez los crímenes del 7 de octubre, como prometió hacer”, dijo, pidió presión internacional contra Hamás y no contra Israel.
Anoche se realizó una manifestación antigubernamental multitudinaria en Jerusalén, en la que no solo participaron activistas, sino también algunos de los familiares de los cautivos, que culpan a Netanyahu de estar más preocupado por su supervivencia política que por devolver a los suyos a casa.
“Ciudadanos de Israel, no hay guerra más justa que esta y estamos decididos a terminarla con una victoria total”, dijo Netanyahu, además de enumerar los tres objetivos que repite desde octubre: devolver a los secuestrados, eliminar a Hamás en toda la Franja de Gaza, “incluida Rafah”, y garantizar que Gaza “ya no representa una amenaza”.
Según Netanyahu, las tropas israelíes han terminado con “19 de los 24 batallones de Hamás, incluidos altos comandantes”, además de haber capturado a milicianos y “purgado” el Hospital Al Shifa, el más importante de la Franja de Gaza y ahora totalmente inoperativo tras dos semanas de asedio y destrozo israelí.
“Destruimos fábricas de cohetes, armas, municiones y seguimos destruyendo sistemáticamente el subsuelo (en referencia a los túneles de Hamás). Estamos a un paso de la victoria. Pero el precio que se nos cobra es doloroso y desgarrador”, dijo. En Gaza, según las últimas cifras del Ministerio de Sanidad gazatí del Gobierno de Hamás, han muerto 33.175 personas, dos tercios mujeres y niños. Además, cerca de 75.890 personas han sido heridas y unos 7.000 cuerpos siguen bajo toneladas de escombros.