La economía paraguaya atravesó distintos ciclos durante estos últimos 50 años, en ocasiones siendo impactada por ciclos globales o regionales, y por otros que fueron originados por eventos propios. Como parte del recorrido histórico sobre la evolución experimentada en el país, el economista César Barreto, ex ministro de Hacienda (actualmente Ministerio de Economía y Finanzas), señala que se pueden distinguir tres ciclos bien diferenciados de la economía en las últimas cinco décadas, siendo los dos primeros los más críticos, mientras que desde 2003 en adelante hemos tenido grandes avances que permiten ser optimistas respecto del futuro, en caso de tener una política responsable y orden.
1973-1981
El ciclo ligado a la construcción de Itaipú. Entre los años 1973 y 1981, Paraguay experimentó un periodo de gran dinamismo con un ritmo de crecimiento promedio del 9,1% anual, impulsado principalmente por la construcción de las obras civiles principales del proyecto hidroeléctrico binacional, según resalta Barreto. Este periodo coincide, además, con una fuerte expansión de los países de la región por efecto del ingreso de capitales que significó la inversión de los “petrodólares” por parte de los países exportadores de petróleo, fruto del fuerte aumento de los precios del petróleo a nivel mundial que se había iniciado en el mes de octubre de 1973 y que llevó un endeudamiento desmedido de los países de la región. En este caso en particular, nuestro país fue la excepción, pero la situación en otras naciones fue la que desembocó en la que se conoce como la gran crisis de la deuda latinoamericana.
Sobre este periodo de nuestra historia económica, el libro Políticas Públicas en Paraguay. Avances y desafíos 1989-2020, de los economistas Dionisio Borda y Fernando Masi, señala que Itaipú provocó un ingreso de capitales sin precedentes para la economía paraguaya, especialmente para los sectores de construcción y de las finanzas, pero también con un efecto derrame sobre otros sectores, generando un importante aumento del empleo urbano.
Los 80 y los 90
Las dos décadas pérdidas. La crisis de la deuda se origina por el incremento de las tasas de interés por la Reserva Federal de EEUU, que provoca un aumento brusco del costo de la deuda para países sobreendeudados de América Latina y los arrastra a una profunda crisis económica y financiera que dura toda la década del 80. Barreto narra que para mitigar el impacto en nuestro país, el gobierno de Alfredo Stroessner implementó una agresiva política económica, fiscal y monetaria, intentando sostener la economía, pero que, sin lograrlo, tuvo como consecuencia que Paraguay termine la década del 80 con grandes desequilibrios, una alta carga de la deuda pública, sin reservas internacionales, control del cambio y una expansión monetaria que aceleró fuertemente la inflación. Con el inicio de la democracia en 1989 llega la ola de políticas de liberalización económica impulsadas por el consenso de Washington para la región y empezamos un proceso de reformas como la liberalización del sistema financiero, del mercado de cambios y del flujo de capitales e ingresamos al Mercado Común del Sur. Sin embargo, a principios de los años 90 con una débil regulación y supervisión bancaria, se terminó generando una crisis financiera que duró hasta el año 2003 y que impactó severamente en la actividad económica y la confianza existente en la economía del país.
2003 en adelante
El ciclo de la recuperación y del crecimiento sostenido. Barreto señala que desde el 2003 en adelante se realizaron un conjunto de importantes reformas fiscales y financieras que permitieron recuperar la confianza en el sistema financiero y en la economía del país. Por otro lado, el fuerte crecimiento económico de China y su entrada a la Organización Mundial de Comercio produjeron un incremento en la demanda de commodities, aumentando los precios internacionales de los productos agropecuarios, nuestros principales rubros de exportación y, además, las condiciones financieras internacionales mejoraron sustancialmente por la reducción de las tasas de interés de parte de la Reserva Federal a niveles históricamente bajos. Estos factores dieron un gran impulso al desarrollo y exportación de productos agropecuarios y, bajo una política fiscal responsable, el Estado utilizó el endeudamiento externo en condiciones favorables para financiar la inversión en infraestructura; lo cual sigue actuando como uno de los motores del periodo más prolongado de estabilidad de precios y crecimiento económico que hemos tenido en nuestra historia y que nos permitió bajar los índices de pobreza a niveles del 25% de la población en los últimos años, a pesar de los shocks que implican las sequías recurrentes y el golpe de la pandemia entre los años 2020 y 2021.