Un nuevo accidente ocurrido este fin de semana en el río Monday, en el límite entre los distritos de Minga Guazú y Los Cedrales, volvió a poner en evidencia la fragilidad de la infraestructura vial en zonas rurales del Alto Paraná. Una furgoneta que transportaba alimentos escolares cayó al cauce del río luego de que se soltara el cabo de protección de una balsa precaria, utilizada diariamente por los habitantes para cruzar entre ambas comunidades.
El hecho ocurrió el sábado 7 de junio alrededor de las 13:00, a la altura del kilómetro 24, en la zona conocida como Pengo San Miguel. Afortunadamente no hubo heridos, pero el accidente puso en riesgo la vida de los ocupantes del vehículo y dejó una vez más en evidencia la necesidad urgente de contar con un puente en el lugar. Efectivos de la Comisaría 8ª de Minga Guazú, se constituyeron en el sitio luego de que se viralizaran videos del accidente en redes sociales.
La furgoneta involucrada, una Mitsubishi Delica del año 1996, color verde y chapa CEN 008 PY, estaba al mando de Cristhian Raúl Amarilla Vega, de 35 años, quien transportaba junto a su acompañante, Juan Ramón Amarilla Vega, alimentos destinados a la escuela de Pengo San Miguel, enviados desde el depósito de la Gobernación del Alto Paraná.
Según relataron los ocupantes, al intentar subir el vehículo a la balsa, la rampa se deslizó, lo que provocó que se soltara la cuerda que sirve para sujetar la embarcación. La furgoneta fue arrastrada por la corriente unos 50 metros, hasta que pudo ser asegurada con sogas por vecinos de la zona. Más tarde, fue extraída con la ayuda de un tractor, también prestado por los lugareños.
La balsa en cuestión fue donada en 1993 y, desde entonces, apenas ha recibido reparaciones superficiales. Carece de medidas mínimas de seguridad como cabos de protección o barandas, y su operatividad depende en gran parte de los propios s del lugar.
Este no es el primer incidente. En setiembre del año pasado, una camioneta también cayó parcialmente en el río al perder los frenos en el mismo sitio. Aquel episodio también requirió el uso de maquinaria agrícola para rescatar el vehículo, en una tarea que se extendió por varias horas.
Hace tres décadas
El reclamo por un puente sobre el río Monday lleva más de 30 años sin solución. Pese a innumerables promesas políticas, la comunidad sigue dependiendo de una balsa desgastada y peligrosa. La falta de una conexión vial segura no solo pone en riesgo la vida de los transeúntes, sino que afecta directamente a la economía local.
“Se necesita sacar la producción, porque aquí la mayoría somos agricultores. “Sin puente estamos muy limitados, nuestros productos no llegan a los mercados grandes como Ciudad del Este, y nuestra economía está estancada”, expresó Rosa Domínguez, vecina de la zona”.
Según Domínguez, los camiones y tractores cargados con frutas, verduras y granos muchas veces se quedan varados o deben esperar horas para cruzar. “Y cuando algo sale mal, como ahora, es el sustento de familias enteras lo que se pone en peligro”, añadió.
Pendiente
En agosto del año pasado, el gobernador del Alto Paraná, César Landy Torres, mantuvo una reunión con los pobladores del Km 24, donde informó que el proyecto para la construcción del puente había sido elevado al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC). Se realizaron incluso estudios geológicos subacuáticos para determinar el sitio más adecuado para la instalación de la estructura.
Sin embargo, hasta la fecha, no se han registrado avances visibles en la obra, y los vecinos continúan viviendo con la incertidumbre diaria de cruzar un río en condiciones que rayan lo temerario.
El episodio del sábado volvió a visibilizar el drama diario, pero también generó una sensación de resignación mezclada con enojo. Para los habitantes de Pengo San Miguel y alrededores, la caída de la furgoneta es solo “la crónica de una tragedia anunciada”.
La comunidad insiste en que el puente no es un lujo, es una necesidad. Una infraestructura que, de haberse construido hace años, ya habría salvado recursos, producción e incluso vidas.