Una de las historias más escritas en Asunción los días pasados fue el comentario del secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, sobre el Paraguay, su energía y la inteligencia artificial. Pero en verdad, ¿qué dijo? Y, ¿a quién le dirigía sus palabras?
En una sesión muy picante del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el secretario de Estado, Marco Rubio, fue cuestionado por el senador John Curtis (R-Utah), y otros senadores de llevar una política “aislacionista”, lo cual para un secretario de Estado americano es una grave acusación basada en debates que comienzan con el presidente Woodrow Wilson (1913-1921) y que terminó en la entrada tardía de EEUU a las grandes guerras mundiales.
Rubio retrucó dividiendo al mundo en “dos tipos de países”: Los que pueden satisfacer la demanda energética y los que no, la istración republicana perfila el país como un gran productor de energía y se quiere alinear con los demás grandes productores. Ver como ejemplo el viaje de Donald Trump a Qatar y Saudí Arabia, y sus intentos de recomposición de relaciones con Rusia. Según Rubio, su istración no está adoptando una postura aislacionista, sino una actitud diferente para asociarse (lenguaje de Trump) con los winners, países con energía, y no con los loosers, los que no tienen.
Pero, en este contexto, Rubio identificó un elemento nuevo: El inesperado consumo inmenso de energía que demandará la inteligencia artificial. Y ahí es donde entra Paraguay como un posible socio estratégico emergente, debido a su posible excedente de energía hidroeléctrica. O sea, que viene una competencia intensa por esa energía con nuestros países vecinos: “Tras el vencimiento del acuerdo bilateral con Brasil, Paraguay posee mayor autonomía sobre esta energía”, y de ahí su frase célebre: “Alguien inteligente va a ir a Paraguay y va a montar servidores de inteligencia artificial”. ¿Quién podría ser ese “inteligente”? Querido lector, lo dejo a su imaginario. Los senadores no pidieron aclaración.
Ahora, ¿tenemos excedentes de energía en Paraguay? Si bien el Paraguay es conocido por su excedente de energía hidroeléctrica limpia enfrenta paradójicamente un problema creciente: Cada año, el país consume más electricidad, lo que deja cada vez menos energía disponible para la exportación o para IA. Según datos del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, si el consumo eléctrico continúa creciendo al ritmo actual (entre 6,5% y 11% anual), para el año 2030 Paraguay usará el 100% de su energía hidroeléctrica disponible, lo que pondrá fin a los excedentes.
Sin embargo, el grave problema hoy día es otro: La pérdida de la energía ya generada, durante su transmisión y, sobre todo, en su distribución.
Las pérdidas durante la transmisión de electricidad a largas distancias son inevitables. Según cifras oficiales de la istración Nacional de Electricidad (ANDE), en 2023 se perdió el 28,5% de la energía generada: 5,1% en la transmisión y un alarmante 23,4% en la distribución. América Latina y el Caribe presentan un promedio de 17% de pérdidas, África,14,5%; América del Norte, 6%, y Europa, 7,4%. Esto es un problema serio, que necesita atención urgente.
En su cosmovisión, Rubio visualiza al Paraguay como un futuro hub de inteligencia artificial (IA), destacando su bajo costo energético, estabilidad política y relaciones internacionales estratégicas. Y como senador, Rubio ha respaldado esa visión con acciones concretas: Desde su visita histórica a Asunción en febrero 2024, donde elogió a Paraguay como una “tierra de enorme capacidad y oportunidad”, hasta promover una resolución del Senado en mayo de 2024 para recibir al presidente Santiago Peña.
¿Qué acontecerá? De nosotros depende que EEUU y otros países desarrollados se conviertan en aliados para mejorar la infraestructura de transmisión eléctrica y desarrollar el potencial de la energía limpia que el Paraguay necesita a partir del 2030.