Muy a pesar de los discursos oficiales y los hurreros de este Gobierno, el Ejército del Pueblo Paraguayo se muestra más fuerte que nunca. Lastimosamente los hechos revelan que ahora es más sanguinario y actúa con más impunidad que en años anteriores. Los crímenes del EPP dejan al descubierto la ineficacia del Estado en esta llamada “lucha contra el terrorismo”, que hasta ahora dejó como saldo la muerte de decenas de paraguayos y derroche de millones de dólares.
En el 2014 dieron un paso más en su historia delincuencial: realizaron dos secuestros de forma simultánea. Esto necesariamente implica que poseen una infraestructura más importante que antes. Apenas tres meses después de haber secuestrado a Arlan Fick, se llevaron a Edelio Morínigo. Si el joven de 17 años era valioso en cautiverio, Edelio lo es aún más: a los ojos del grupo armado el policía es un prisionero de guerra que puede ser canjeado para liberar a otros secuestradores presos.
El homicidio de Robert Natto y su esposa Erika Reiser en los primeros días del 2015 es una clara señal de que el EPP no planea cambiar su política este año: extorsiones, secuestros, homicidios y repetitivos e incoherentes comunicados. Tan solo 24 horas después de la ejecución de los alemanes, el grupo nuevamente se burló de las fuerzas de seguridad y dejó una nueva amenaza en la estancia La Gringa.
El EPP no hizo más que evidenciar la histórica ausencia del Estado en algunas de las zonas más empobrecidas del país, que fácilmente cayeron en control de la criminalidad. Esta situación aún no se corrigió y la militarización de parte de Concepción hasta ahora solo trajo nuevos problemas a los pobladores de la zona. A largo plazo será mucho más eficaz en esta lucha la construcción de caminos, escuelas y hospitales, que los tanques y fusiles. Desde los primeros ataques a estancias de San Pedro y Concepción hasta hoy en día, ningún Gobierno decidió encarar el problema desde el ámbito social. El completo aislamiento de comunidades enteras sin oportunidades de desarrollo sigue siendo una realidad en esta parte del país.
El Gobierno de Horacio Cartes tuvo más poder que ningún otro para combatirlos. Ni bien asumió, el Congreso le dio carta blanca para que disponga a discreción de contingentes militares. La Policía, las Fuerzas Armadas y la Senad se unieron en una sola Fuerza de Tarea Conjunta. Más de 4,6 millones de dólares se gastaron hasta ahora. A pesar de todo esto, en un año y medio el EPP asesinó a 15 personas, secuestró a 4 y tuvo 4 bajas. Las evidencias demuestran que es hora de replantear la estrategia.