07 jun. 2025

Cartismo elimina rivales por tener una gran debilidad, afirma analista

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El Partido Colorado acumula una lista de rivales políticos a quienes sacaron fácticamente de carrera, principalmente el cartismo, ya casi como una forma de actuar característica para permanecer en el poder.

Los hechos que marcaron un hito en la historia de la democracia paraguaya y la competencia política fueron el juicio político al ex presidente de la República Fernando Lugo, la renuncia obligatoria del ex intendente de Asunción Mario Ferreiro, la pérdida de investidura de Kattya González y actualmente, la inminente intervención de la Municipalidad de Ciudad del Este para la destitución de Miguel Prieto.

Un precedente conocido antes de la consolidación del cartismo es el fraude electoral que sufrió el extinto Luis María Argaña en 1992, en las internas de la Asociación Nacional Republicana (ANR), un hecho que fue confesado por el ex senador Juan Carlos Calé Galaverna, quien hoy forma parte de Honor Colorado. Juan Carlos Wasmosy era el contrincante del ex vicepresidente, quien ganó las elecciones, hasta que los resultados fueron manipulados y fue el empresario quien llegó a la presidencia.

Debilidad. El politólogo Andrés Carrizosa considera que, específicamente en los casos de Kattya y Prieto, lo que se observa en el cartismo es una vulnerabilidad. Esta fuerza política tiene mucho poder político y mayoría en ambas cámaras, además de la presidencia y el control del partido, pero la presión internacional sobre Horacio Cartes, hace que perder poder sea una amenaza a su libertad.

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Andrés Carrizosa. Ciencias Políticas y Comunicación.

“Si es que él pierde el poder, puede perder también la libertad y sus riquezas. Entonces, más que un partido político normal, el cartismo es extremadamente vulnerable”, subrayó el especialista.

El cartismo tiene miedo a las elecciones, es lo que sostiene Carrizosa, porque perder en este escenario puede significar una gran amenaza para toda la estructura.

“Un partido fuerte no tiene por qué tener miedo a figuras populares como Kattya y Prieto, porque los partidos fuertes no le tienen miedo a las elecciones”, resaltó.

Son dos las razones por las que un partido fuerte no debería temer a una contienda electoral, indica el politólogo, la primera es que saben ganar competencias y, la segunda, que perder no implica que sea su final.

“Uno, porque los partidos fuertes saben ganar elecciones, entonces suelen tener menos miedo de figuras populares nuevas. Dos, porque los partidos fuertes saben que perder una elección no es el fin del mundo (después de todo, los partidos políticos deberían tener por lo menos una visión a largo plazo, ya que ambos partidos tradicionales existen desde 1887). Un partido fuerte, entonces, se tranquiliza y se dice, ‘hoy le toca a mi competencia, pero la próxima, me toca a mí’”, analiza Carrizosa.

El temor y las amenazas convierten al cartismo en un movimiento con más riesgos y, por tanto, con más precauciones para no perder el poder. Esto hace además que tengas más motivaciones para sacar del escenario a personajes que expongan su vulnerabilidad.

“La debilidad del cartismo es que, si pierde las elecciones, sí puede ser el fin del mundo para él. Eso significa que él tiene más miedo a las elecciones en sí que un partido normal. Esa vulnerabilidad de Cartes significa que él tiene más incentivos de usar el poder que tiene actualmente (en el Congreso y en la Presidencia) para limitar los efectos que las elecciones tienen sobre él”, comentó.

Una teoría que expone el politólogo es que, reducir la amenaza hacia Cartes o su equipo político, podría ser una estrategia para evitar que su poder caiga sobre una figura popular.

“Lo peligroso es que cuanto mayor sea la amenaza a Cartes, es decir, cuanto más estas figuras populares independientes amenacen con mandar a Cartes a la cárcel, más interés va a tener en utilizar su poder actual para limitar los efectos que las elecciones tengan sobre él en el futuro. En cambio, si sus contrincantes insisten menos en mandar a Cartes a la cárcel, entonces el temor que Cartes tendría a las elecciones sería menor, y como consecuencia, utilizaría menos de su poder actual para socavar las elecciones”, manifiesta Carrizosa.

Se trata de una fuerza que tiene a todo el Estado y el poder económico controlados, por tanto, la Justicia no es una herramienta válida para contrarrestar su poder, sino la estrategia política, es la deducción que expone el politólogo.

“Hay que ser un poco cuidadosos. Claramente, es importante promover la Justicia. Pero políticamente es muy difícil amenazar al poder cuando no tenés poder. Figuras populares independientes tienen poco poder real, y si amenazan al poder legislativo del cartismo, están muy vulnerables. Para destrabar al cartismo del poder, podría ser útil promover cambios más graduales. Por ejemplo, apoyar a fuerzas que buscan quitar y reemplazar al cartismo del poder, pero que no quieren destruirlo completamente”, sostiene.

En este análisis, se reconoce que se trata de un aspecto negativo para el sistema de justicia, ya que se desconoce su efectividad para la democracia.

“Esto sería negativo porque hace que la justicia sea más lenta y menos efectiva, pero, también reduce la probabilidad de que el cartismo busque destruir la democracia con el poder que tiene actualmente”, concluye el analista.

Rampas de salida. Carrizosa habla de la figura de rampas de salida como una herramienta utilizada para transicionar de una fuerza política a otra cuando una de ellas es tan fuerte que es casi imposible bajarla del poder.

“Cuando se busca destrabar figuras autoritarias en el poder, se habla de buscar rampas de salida. Cuanto más escala la presión de una figura autoritaria, más difícil es abandonar el poder, porque puede terminar en cárcel o pérdida de riqueza. Para que esa figura acceda, se buscan maneras de que suelte el poder, sin consecuencias negativas. Se habla también de esto en justicia transicional de dictadura a democracia”, señala.

Se trata de una teoría controversial, ite el politólogo, por la cesión que hace el sistema de justicia.

“Es difícil porque para crear esas rampas de salida, se debilita la justicia, porque esa figura no va a recibir toda la responsabilidad judicial de todos hechos penales, pero políticamente, es útil, porque la figura tiene menos intereses de recurrir a la violencia, a la degradación de la sociedad civil, de los derechos políticos y de las elecciones”, resaltó.

Actualmente, está en expectativa lo que resulta del pedido de intervención a la Municipalidad de Ciudad del Este, que podría resultar en la destitución de Prieto, que es el rival del cartismo que sacó al Partido Colorado de la intendencia, una de las más importantes del país, al ganar a los Zacarías.

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Miguel Prieto, intendente de Ciudad del Este.

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Kattya González, ex senadora independiente.

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Mario Ferreiro, ex intendente de Asunción.

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Fernando Lugo, ex presidente de la República.

Si pierde poder, puede perder libertad. Entonces, más que un partido normal, el cartismo es extremadamente vulnerable.

La debilidad del cartismo es que si pierde las elecciones, sí puede ser el fin del mundo para este sector. Andrés Carrizosa, político.
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Andrés Carrizosa. Ciencias Políticas y Comunicación.

El cartismo podría usar más resistencia para no caer
El politólogo Andrés Carrizosa proyecta que por el contexto político, el cartismo podría tener más incentivos para debilitar la democracia en cuanto más se le amenace. “Lo más probable es que sea más resistente y utilice más poderes políticos ilegítimos para reducir la competencia democrática de ciertos actores”, sentenció. En esto coincide la oposición y la disidencia colorada, que advierten que el cartismo podría ir por la cabeza de otros opositores como el gobernador de Central, Ricardo Estigarribia. Carrizosa recuerda que el cartismo ya usó su poder no solo contra Kattya González, sino contra la sociedad civil con la ley de control a las organizaciones, y posiblemente, Miguel Prieto. “Son los actores que acusan a Cartes de crímenes y amenazan su riqueza y su libertad”, expresó. Para HC, una fuerza interna colorada que pueda sacarle del poder, pero no sea un riesgo de que lo lleve a la justicia, podría ser menos amenazante, finalizó.

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