Desde que volvió a la presidencia en enero, Trump ha impuesto aranceles generalizados, tanto a aliados como a adversarios, unas medidas que han sacudido el orden comercial mundial y agitado los mercados financieros.
También ha impuesto tarifas aduaneras del 25% a productos específicos como el acero, el aluminio y los automóviles.
La UE advirtió que estaba “preparada” para tomar represalias contra los últimos aranceles, añadiendo que la repentina medida de Trump “socava los esfuerzos en curso para alcanzar una solución negociada” con Estados Unidos.
“Vamos a elevar del 25% al 50% los aranceles sobre el acero en Estados Unidos”, declaró Trump el viernes al dirigirse a los trabajadores de una planta siderúrgica de US Steel en Pensilvania, un estado del noreste estratégico en términos estratégicos y cuna de la siderurgia nacional.
“Nadie va a eludir eso”, añadió el presidente en el podio, ante trabajadores que llevaban puestos los cascos de seguridad y chaquetas con bandas reflectantes.
Tras este anuncio, parte de los asistentes corearon: "¡USA, USA!”.
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Según la istración de Comercio Internacional de Estados Unidos, desde marzo de 2024 hasta febrero de 2025, Brasil fue el segundo mayor exportador de acero a Estados Unidos con 3,7 millones de toneladas métricas, seguido por México con 2,9 millones. El primero es Canadá.
Según la misma fuente, Argentina, cuyo presidente ultraliberal Javier Milei mantiene una relación cercana con Trump, fue el sexto exportador de aluminio en 2024 a Estados Unidos, con más de 176.000 toneladas.
Estados Unidos importa aproximadamente la mitad del acero y el aluminio que utiliza en industrias como la automotriz, la aeronáutica, la petroquímica y productos básicos de consumo como las conservas.
El presidente también se refirió a la fusión que él mismo aprobó la semana pasada entre US Steel y su rival japonesa Nippon Steel.
“US Steel seguirá controlada por Estados Unidos”, prometió Trump. Añadió que no habrá despidos ni externalización de puestos de trabajo debido al acuerdo.
A su regreso a Washington la noche del viernes, Trump indicó a la prensa que aún no ha dado el visto bueno al convenio.
“Tengo que aprobar el acuerdo final con Nippon, y aún no lo hemos visto, pero han asumido un compromiso muy fuerte”, declaró el presidente.
Una propuesta de venta de US Steel a Nippon Steel por valor de USD 14.900 millones suscitó anteriormente la oposición de republicanos y demócratas.
El ex presidente demócrata Joe Biden bloqueó el acuerdo por motivos de seguridad nacional poco antes de dejar el cargo.
El diablo en los detalles
En un comunicado, David McCall, directivo del poderoso sindicato United Steelworkers (USW), expresó su preocupación por el impacto de la fusión “en la seguridad nacional” y “la viabilidad y sostenibilidad a largo plazo de las instalaciones actuales del USS”.
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“Emitir comunicados de prensa y hacer discursos políticos es fácil. Lograr compromisos vinculantes es difícil. El diablo siempre está en los detalles, y esto es especialmente cierto con una empresa maliciosa como Nippon Steel, que ha violado repetidamente nuestras leyes comerciales”, añadió.
Según Trump, US Steel permanecerá en Estados Unidos y su sede se quedará en Pittsburgh. Anteriormente calculó que el acuerdo con Nippon crearía al menos 70.000 empleos y sumaría USD 14.000 millones a la economía estadounidense.
Los líderes sindicales afirman desconocer qué parte de los USD 14.000 millones se destinará a las plantas representadas por el sindicato, si es que van a parar a alguna.
Trump se opuso al plan de adquisición de Nippon Steel durante la campaña electoral, pero desde su regreso a la Casa Blanca cambió de parecer.
Fuente: AFP.