Polifacético, Gustavo Cabaña divide su pasión en dos actividades que se orientan al público: el espectáculo y la docencia (enseña matemáticas).
Carismático y observador detallista, él constantemente supo imitar y generar así sonrisas, “siempre fui el bromista de la casa. En la escuela, en el colegio”.
Acerca de si recuerda en que momento de su infancia despertó su genio humorístico respondió que “eso estuvo ahí siempre”.
Desde que tienen memoria, señala, ya actuaba. “Veía a Alberto (El Negro) Olmedo, le remedaba, veía La Siesta Inolvidable, le remedaba a Álvaro Ayala. Yo jugaba que era Álvaro, que yo conducía La Siesta Inolvidable. Veía a la tarde a Tito García, El Mundo fantástico de Tito, después ya me iba a jugar que yo era él”.
Para Cabaña su don es algo innato. “A los 6 años, cuando me iba al circo, -y me iba siempre a los circos que venían de afuera-, y yo me veía ahí actuando. Y le decía a mamá, yo quiero trabajar ahí, y ella me respondía; ‘bueno, te vamos a ver’. Y eran circos como el de Los Hermanos Segura o de Osvaldo Terry a los que yo aspiraba.
Sin embargo, en su niñez también jugaba a que era profesor y su pizarra era el vidrio de una ventana, “me cansaba de jugar a que era Alvaro Ayala o Tito y jugaba a que enseñaba en la escuela, yo era el alumno y el profesor”, recuerda.
Aceptación
El estilo de hacer humor de Gustavo Cabaña tuvo más aceptación que quejas.
“Una vez tuve un llamado de atención de un profesor que se molestó porque le imité, pero el director y el orientador hablaron con él y le explicaron ‘ese es su arte, no podés molestarte por eso’”.
Sin embargo, una de las grandes motivaciones que sintió el polifacético Gustavo vino de parte de sus profesores y compañeros, quienes le instaban a desarrollar su talento,
“A veces, faltando 5 minutos para el cambio de hora, me decían, ‘bueno, ya terminamos la clase, Gustavo, adelante. Las profes me hacían actuar frente a mis compañeros y todos adivinaban a quién le estaba remedando, una de ellas, recuerdo, mi profe Diosa Roldán (física)”.
Una anécdota que recordó sonriendo relata que un buen día fue llamado a la dirección con solemnidad, “todos los compañeros me preguntaron que hiciste esta vez Cabaña, y yo les decía, nada no hice. Y bueno, fui a la dirección entro ahí y estaban todos los profes presentes, y cambia su tono el director tras cerrar la puerta y me pide, Cabaña, remedale un poco a todos los profesores, y me tocó hacer un show para todos los profesores”.
Ese director era el licenciado Santiago Sanabria Lomaki, y estaban como 12 profesores en la oficina. Recuerdos y situaciones así en las que lograba que “todos se mueran de risa”, le incentivaron.
Así, llegó a participar de todos los festivales de colegio de ambos turnos y de otros colegios que no eran los del suyo.
Evolución
Su carrera profesional la inició siendo muy joven. “Tenía 18 años, estaba en sexto curso. Le llamo a Milva Gauto en su programa de radio (Ultrasónico) y me hago pasar por una una viejita muy simpática, y Milva me cree y me dice, ‘señora, muchas gracias’. Antes de cortar la comunicación, le revelé, soy Gustavo Cabaña”.
En ese momento, Milva le anunció que la producción le aría, y así, se sumó al equipo de ese programa junto a Walter Evers que hacía el personaje Lorenza Agria y a Clara Franco, que ya hacía de Hugo Eusebio.
Impulsores y referentes
Aunque Gustavo Cabaña tiene talento natural, confiesa que cuenta con varios referentes y “padres” en el humor.
Considera a Milva Gauto su madre en la radio, ”la primera que me dio un micrófono”, Clara Franco en la televsión, “ella me llevó a Telecomio (Telefuturo), donde actué desde la segunda emisión al aire” y su padre en el teatro Domingo Coronel, “que me invitó a actuar en Habemus Locus”.
Entre los internacionales, Antonio Gasalla, Alberto Olmedo, Charles Chaplin, Mario Moreno, entre los nacionales a Rafael Rojas Doria (Los Compadres), José Olitte y Carlitos Vera, “el hombre de las mil voces”.
Decisiones clave
Entre las resoluciones clave de su vida señaló que la más importante fue la de “decirme sí a mí mismo: Gustavo vos podés, siempre pudiste y siempre vas a poder. Nunca dudes de tu talento, tampoco te compares con otras personas”, refirió.
Además considera que el único que le puede hacer competencia y superar es él mismo, “me refiero a que en un momento yo actuaba en Telecomio en el 4 los miércoles y a la misma hora, mismo día, también estaba al aire con Manicómicos en otro canal”, recordó.
Otra decisión que influyó mucho en su éxito fue la perseverancia y constancia. Hubo un tiempo en el que no tenía descanso.
“De 07:00 a 18:00 grababa en el canal, luego a la facultad, luego ya me buscaba Domingo para ir a ensayar para el teatro, a veces no tenia tiempo ni de sacarme el maquillaje de mis caracterizaciones. Y es que todo lo que hacía me gustaba demasiado y mis capacidades intelectuales siempre estuvieron para enfrentar cualquier desafío ”, detalló.
Gustavo Cabaña confiesa que se ve a sí mismo en sus dos roles toda la vida, mientras tenga salud, la de humorista y el de docente.
Proyectos dice tener muchos, entre ellos escribir un libro de cuentos, hacer cine y series, “tengo escritos guiones, cosas que tienen que ver con nuestra cultura”, refirió.
“Me encanta todo lo que sea mitos y leyendas del Paraguay. El cuento que estoy escribiendo tiene que ver con leyendas del Paraguay”, especificó.
Reflexiones
“Mucha gente me dice, ‘Gustavo, yo quiero ser como vos’, y yo les respondo: ‘no, no, no, nunca quieras ser como yo!, queré siempre ser como vos, diciendo quiero saber hacer las cosas que hace Gustavo, pero con tu sello personal’”.
Mencionó una anécdota: “hace poco alguien me contó que un día, una persona llegó a un casting para ser poder ingresar a una escuela de arte muy conocida, en el lugar le preguntaron porqué querés estudiar teatro, y repondió: “
“Fui a ver la obra de Gustavo Cabaña, Las Karashans, y ahí el actor dejó un mensaje muy lindo que me llegó, ‘Todos tienen que cumplir sus sueños y todos pueden alcanzarlos’ y el profesor le respondió, ‘estás adentro’. Esas son las cosas que me impactan”, subrayó.
Taller de comedia
Recientemente, el actor ofreció un taller de comedia para todos los interesados en aprender sobre las técnicas e incursionar en el rubro, “no era para que uno se haga licenciado, pero sí para aprender mucho”, destacó.
El taller ofrecía más que herramientas para subir a un escenario, “te aportaba tips para sobrellevar situaciones en el trabajo y en todos los aspectos sociales”.
“Invité a los colegas, porque considero que las cosas que yo sé y que yo les puedo ofrecer lo haría con millones de amores. Entonces, les pido a todos los colegas que hagan también talleres donde podamos participar todos los profesionales, para nutrirnos el uno del otro”, solicitó.
Motivación
En torno a lo que le mueve cada día para cumplir sus roles, “yo me despierto amando siempre”, confesó. “No es que amo enseñar o actuar, me despierto amando ser yo, lo que soy, y yo amo lo que hago, me amo a mí y claro que voy a amar lo que hago. Esa es mi motivación”.
Acerca de qué hace Gustavo Cabaña en sus tiempos libres..."duermo, me meto en mis sueños y me paseo en ellos”.
Además, expresó, “me gusta cocinar, y la cocina es un arte, y todo lo que sea arte a mi me gusta. Hace 12 años, más o menos, hicimos con mi mamá un curso de cocina con Santiago Montañés. Y además de que me gusta explorar todo tipo de arte, me satisface cuando ‘como’ los resultados”.
Para Gustavo Cabaña el hecho de “saber que puedo dar más, aprender más, para poder seguir dando, es un aliciente”.
“Que ¿cómo me gustaría que me recuerde la gente cuando ya no esté en este plano físico?...es fácil, que lo hagan cuando lean la dirección ‘Avda. Mcal. López casi Gustavo Cabaña’”.