Annalena Baerbock, de 44 años, logró el apoyo de 167 países (se requería una mayoría simple de 88 votos) frente a los siete votos que logró su compatriota Helga Smith. Catorce países se abstuvieron en una votación secreta.
No hubo sorpresas porque la presidencia debía recaer este año en el grupo de países “Europa Occidental y otros”, y la candidatura de Baerbock había sido ya ampliamente negociada y consensuada en el seno de los países de la Unión Europea.
Antes que Baerbock, solo cuatro mujeres han ocupado el cargo de presidente del órgano donde se sientan los 193 países, y ello pese a que este cargo se renueva cada año y ha habido, por consiguiente, 79 presidentes por otros tantos periodos de sesiones.
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La última mujer en ocupar el cargo fue la ecuatoriana María Fernanda Espinosa, elegida para el periodo que comenzó en septiembre de 2018.
Mientras que la Asamblea General ha tenido, con Baerbock, cinco mujeres electas, nunca ha habido una mujer al frente de la secretaría general, que es el máximo órgano ejecutivo e institucional, y cada vez surgen más voces que apremian a los países a dar ese paso altamente simbólico cuando el actual secretario general, António Guterres, termine su mandato a fines de 2026.
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La ONU tiene entre sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (u objetivos del milenio) hacer avanzar la igualdad de género y el empoderamiento femenino, así como “garantizar la participación de la mujer en todos los aspectos de la vida”, pero no predica exactamente con el ejemplo.
Ello se debe, como recuerda siempre el secretario general, a que las decisiones en Naciones Unidas las toman en última instancia los Estados .
Fuente: EFE.