Wilson Ferreira
CIUDAD DEL ESTE
El 9 de mayo, Brahian fue embestido por una motocicleta cuando cruzaba la supercarretera, en las inmediaciones del Hospital Regional de Ciudad del Este, luego de salir de la escuela del Área 4. Junto a él estaban sus tres hermanas. El impacto dejó al pequeño con múltiples lesiones: Traumatismo de cráneo severo, fractura de clavícula, fractura de fémur, daños internos y lesiones en el hígado. Su diagnóstico era crítico.
En cuestión de minutos, la vida de esta familia humilde del Alto Paraná cambió por completo. Comenzaba una carrera contra el tiempo, contra el dolor y contra los pronósticos médicos. Su ingreso a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital del Área 2 marcó el inicio de una lucha donde la medicina y la fe caminaron juntas.
RESPALDO. A través del convenio social entre Itaipú Binacional y la Fundación Tesãi, Brahian fue asistido con costo cero, lo que permitió su internación inmediata, a procedimientos de alta complejidad, monitoreo continuo y atención especializada durante más de dos semanas.
Este respaldo se dio en el marco del pedido del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS), y fue ejecutado con apoyo de la Décima Región Sanitaria y el Hospital Regional de CDE.
Su hermana mayor, Evelin Deima, de 10 años, también sufrió consecuencias graves del accidente. Fue derivada al Hospital del Área 2, gracias al mismo convenio, y atendida con todos los recursos disponibles. La niña debió ser operada dos veces por fracturas de tibia y peroné. Su recuperación avanza de manera favorable y actualmente continúa con seguimiento ambulatorio.
El caso de Brahian no fue aislado. Fue parte de una intervención sanitaria articulada que permitió a toda la familia ser contenida de manera efectiva, sin dejar que la pobreza se convirtiera en una barrera entre el niño y su derecho a la salud.
VIGILIA Y ORACIóN Mientras Brahian luchaba por su vida, la comunidad educativa de la Escuela del Área 4 –donde el pequeño cursa sus estudios– organizó vigilias, cadenas de oración y recolectas para la familia. “No fue solo un caso médico. Fue un caso humano, social y espiritual. Todos sentimos que Brahian era nuestro hijo, nuestro alumno, nuestro hermano”, expresaron docentes del centro.
Padres de familia, vecinos, médicos y enfermeras siguieron de cerca su evolución, aferrándose a cada pequeño avance como una señal de esperanza.
El miércoles 28 de mayo, Brahian salió de terapia intensiva. Respiraba por sí mismo, movía su cuerpo y respondía a estímulos. Fue trasladado a sala común, donde recibió sesiones intensivas de fisioterapia, estudios neurológicos y monitoreo permanente por parte de un equipo multidisciplinario.
EL ALTA. El sábado 31, llegó el día esperado. Los médicos autorizaron el alta. Brahian volvió a casa. Aún en proceso de recuperación, pero fuera de peligro. Su madre rompió en llanto. “Nos devolvieron la vida. No hay palabras”, dijo abrazando al niño con fuerza.
La historia de Brahian aún no termina. Le esperan meses de fisioterapia y controles médicos, pero también cumpleaños, juegos, risas y días de escuela. En medio de tanta oscuridad, su sonrisa le da fuerzas a toda su familia para seguir adelante.