Bien y mucho se ha hablado de la implantación del VAR a nivel mundial. Debió ser evidente para nuestro deporte hace tiempo que era necesario darle confianza y veracidad a los arbitrajes.
La tecnología dio los medios y se largó la carrera de otorgar al fútbol algo que no tiene: Ética. Los jugadores mismos portan modales en sus actuaciones en formas que engañan al árbitro que no corresponde al faltante espíritu deportivo. El rugby es un ejemplo a seguir. ¡Los fallos y los árbitros son intocables y no se cuestionan!
Los americanos del Norte, siempre tuvieron el tino de eliminar las dudas en sus deportes favoritos e implementaron la cámara y micrófonos para evitar injusticias. La FIFA con sus oscuros antecedentes siempre gustó de manejar hasta los resultados y demoró todo lo posible para clarificar este hermoso deporte.
A pesar del VAR , lo ha hecho confuso y no logra devolver la confianza del público al juego y los árbitros. Han sacado al árbitro principal y trasladado a una cabina con árbitros la responsabilidad del fallo.
La tecnología es inapelable, entonces, ¿por qué siguen las dudas? Sencillamente, porque las máquinas no tienen razones ni ética, ¡el humano sí!
Y es este el que debe cambiar. Si el VAR se equivoca se equivoca el hombre.
La institución que vela por el resultado y transparencia en el fútbol debe ser determinante y tajante: Despedir a los que manipulan intereses oscuros con el VAR. ¡Cuiden el fútbol!
