22 may. 2025

La maternidad será deseada o no será

Afortunadamente, la concepción de la maternidad va caminando de una visión romántica (machista) hacia una realidad en la que se abren las discusiones sobre las contradicciones e injusticias, aunque todavía predominan las ideas opresoras sostenidas por el sistema estatal.

Gracias a los feminismos y movimientos de mujeres, hoy podemos deconstruir nuestra comprensión sobre la maternidad y los roles de género, de llevar el debate sobre el impacto de la dominación masculina en nuestras hijas, madres, tías, abuelas y sobrinas porque el conocimiento es intergeneracional.

Desde una experiencia personal, faltando pocas semanas para asumir los múltiples desafíos de ser madre, reafirmo aún más mi convicción por una maternidad deseada, que además debe ser informada y acompañada.

Porque la maternidad será deseada o no será…

En Paraguay, ejercer nuestros derechos es un privilegio. En mi caso, tuve la oportunidad de decidir, de preparar mi cuerpo y mente para la etapa de gestación, de acceder a una atención médica respetada y tener el acompañamiento de mis seres más cercanos y aun así, no es fácil.

Por eso, no dejo de pensar en la justicia reproductiva, un concepto que las mujeres negras organizadas defendieron para incorporar la interseccionalidad en las discusiones feministas. Porque las mujeres tenemos derecho a no tener hijos por un lado y por otro, a tenerlos y criarlos en entornos seguros y saludables.

No puede ser una lucha individual de las madres cuando toda la sociedad depende de la crianza de niños y niñas que en el futuro sostendrán la economía y la política del país. Por supuesto que cada vez vemos más hombres que asumen la corresponsabilidad en el cuidado, pero la brecha sigue siendo importante. La última encuesta de uso de tiempo muestra que las mujeres destinan casi el doble de tiempo en estas tareas.

La empatía, como un valor manifestado como responsabilidad ciudadana, contribuye a una maternidad más justa y como efecto a una sociedad más fortalecida que nos beneficia a todos y todas. Esto solo será posible a su vez si nos unimos para exigir políticas públicas integrales que contemplen las tareas de cuidado.

En otra arista, la decisión de no ser madre también debe ser respetada y garantizada por todas las instituciones. La educación integral de la sexualidad es una de las herramientas claves, ya que solo aprendiendo sobre nuestros derechos sexuales, podemos ejercerlos.

Un abordaje adecuado expande el aprendizaje sobre la desigualdad de forma transversal a toda la comunidad educativa, pero contrariamente el Ministerio de Educación y Ciencias sucumbe ante la avanzada de antiderechos.

Por ejemplo, hasta ahora es imposible hablar en Paraguay sobre la interrupción voluntaria del embarazo y destinamos a las mujeres a clínicas clandestinas sin garantías de salir vivas o sin secuelas.

Ni siquiera se garantiza la vida de una niña que es forzada a gestar y parir tras haber sufrido abusos. ¿Acaso ya nos olvidamos de Mainumby?

Era una niña de 9 años que resultó embarazada tras ser víctima de los abusos sexuales de su padrastro. En medio de la conmoción social, grupos religiosos presionaron sin importar el riesgo que corría la vida de la niña al soportar una gestación a su edad.

Mainumby se convirtió en superviviente, pero también en una doble víctima: Primero de su padrastro y luego del Estado. Es así que su caso fue incluso hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Esta situación prueba que el Estado está ausente hasta en los casos más graves, como esperar decisiones que apunten al progreso del país basadas en protección social, políticas de cuidado y una justicia reproductiva.

¡Feliz Día de las Madres!

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