Unas 25 familias del Fortín Florida, una comunidad remota del distrito de Fuerte Olimpo, en el Departamento de Alto Paraguay, enfrentan una situación crítica de aislamiento total y escasez alimentaria. Sin posibilidad de trasladarse ni a provisiones, los pobladores claman por asistencia urgente del Estado.
Según testimonios recogidos en la zona, la última entrega de alimentos por parte de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) se realizó hace más de un mes. Aunque los kits entregados en su momento fueron un alivio, los 22 kilos aproximados de víveres por familia ya se agotaron, dejando a los habitantes en condiciones de vulnerabilidad extrema.
El aislamiento geográfico y el estado deplorable de los caminos impiden que los pobladores accedan a centros urbanos cercanos, donde podrían comprar artículos de primera necesidad. A esta situación se suma la falta de atención médica, ya que la comunidad no cuenta con servicios de salud regulares. Varios vecinos necesitan medicamentos bajo receta y no tienen forma de conseguirlos.
Aunque las aguas han comenzado a bajar tras las inundaciones, las vías terrestres siguen intransitables y todo indica que tomará tiempo rehabilitarlas por completo. Esto mantiene a la comunidad literalmente cercada por el barro y la distancia.
Don Hugo Benítez, residente del Fortín Florida –una localidad fundada en tiempos de la Guerra del Chaco–, expresó la desesperación del grupo:
“No tenemos salida. Los trabajos están parados. Hace ocho días que estamos pidiendo ayuda para que un helicóptero nos traiga los víveres. Incluso estamos dispuestos a comprar los productos, lo que necesitamos es un medio para hacerlos llegar”, reclamó.
Ante la falta de respuestas, los pobladores apelan al apoyo urgente de la SEN y otras instituciones del Gobierno para que articulen un operativo de asistencia humanitaria que permita llevar alimentos y medicamentos vía aérea a la comunidad.
La situación en Fortín Florida es una muestra del abandono histórico que sufren muchas zonas del Chaco profundo, donde el aislamiento, la precariedad y la ausencia de infraestructura básica siguen poniendo en riesgo la vida de sus habitantes.