La propia Constitución Nacional reconoce a los pueblos indígenas como parte fundamental e intrínseca de la identidad y cultura paraguaya. Este reconocimiento, fruto de incansables batallas, se extiende a sus derechos, así como a la encomiable labor que realizan en la defensa del territorio y el cuidado del medioambiente, contribuciones esenciales no solo para el país, sino para el planeta entero.
Sin embargo, este reconocimiento constitucional contrasta drásticamente con una realidad que dista mucho de ser satisfactoria para las comunidades indígenas. En este día de reflexión, se vuelve imperativo denunciar la persistencia de comunidades sin a tierras adecuadas o confinadas en extensiones mínimas, sufriendo hacinamiento.
La invasión de sus territorios, la implacable deforestación, las fumigaciones con agrotóxicos y la expansión del modelo de agronegocios sobre sus tierras ancestrales continúan siendo una amenaza constante.
A esto se suman los desalojos forzosos y la violencia estatal, males que laceran a los pueblos indígenas y vulneran tanto la Carta Magna paraguaya como las normativas internacionales suscritas por el país, según el pronunciamiento publicado por la organización Tierraviva para los pueblos indígenas.
La crisis climática se cierne como otra grave amenaza sobre estas comunidades, exacerbada por la falta de una planificación estatal efectiva.
Fenómenos meteorológicos extremos, como sequías devastadoras e inundaciones repentinas, se suceden con una frecuencia alarmante, dejando a las comunidades en una situación de vulnerabilidad extrema ante la inacción del Estado.
Este año, tan solo en el Departamento de Presidente Hayes, al menos 65 comunidades han padecido la falta de al agua, mientras que otras luchan contra las consecuencias de las inundaciones.
Esta crítica situación se agrava por la falta de garantías para el a derechos fundamentales: educación de calidad, salud integral, alimentación adecuada, viviendas dignas y caminos transitables son solo algunas de las carencias que impiden el desarrollo autónomo y pleno de estas comunidades, señala el comunicado.
Ante este panorama, la organización Tierraviva alza su voz en este 19 de abril, haciendo un llamado urgente al Estado paraguayo para que asuma con responsabilidad las obligaciones que tiene para con los pueblos indígenas; esto implica la implementación de políticas públicas adecuadas, con un financiamiento robusto y construido con la participación activa de las comunidades.
“Solo así se podrá comenzar a desmantelar la discriminación estructural que sufren los indígenas, una discriminación que se manifiesta tanto en el abandono estatal como en los crecientes discursos de odio y discriminación que lamentablemente se propagan en la sociedad”, enfatiza el texto con motivo del Día del Indígena.
Finalmente, en este día significativo, “enviamos un saludo fraterno y un abrazo solidario a todas las comunidades y pueblos indígenas que, con valentía, coraje y una dignidad inquebrantable, han defendido sus derechos durante más de 500 años frente a la violencia y la discriminación. Su resistencia es un faro de esperanza y un recordatorio constante de la deuda histórica que el Paraguay tiene con sus pueblos originarios, concluye el pronunciamiento de la oenegé indigenista que desde hace décadas viene luchando por los derechos de los pueblos originarios”, concluye.