Luego, avancé en otro artículo sobre el nuevo mundo desglobalizado y la próxima recesión como consecuencia del choque de oferta de insumos y productos chinos, en los Estados Unidos, a raíz de la guerra tarifaria iniciada por el presidente Donald Trump, con represalias chinas, hasta que llegó la tregua.
Mi pronóstico era que, para el 4 de julio, no podría ir a festejar mi cumpleaños en donde siempre me hacen fiestas, en todo el territorio estadounidense, debido a que los estantes de productos iban a estar semivacíos por el desabastecimiento asiático que comenzaría a sentirse.
Sin embargo, el escenario ha cambiado. El 12 de mayo la Casa Blanca emitió un comunicado anunciando exitosas negociaciones con declaraciones conjuntas –algo raro– con China, nunca vistas desde hacía muchísimo tiempo, para reducir las tarifas de China y eliminar represalias, manteniendo un arancel básico de los Estados Unidos sobre China y estableciendo un camino para discusiones futuras con el propósito de abrir el al mercado para las exportaciones estadounidenses. Nada malo para Trump. Chinos y estadounidenses dijeron que hacer negocios en conjunto era algo común, que querían ganar plata mejorando el comercio bilateral y amplificando la economía global.
Trump mandó escribir que durante mucho tiempo hubo comercio desleal por parte de China para con ellos. Ambos países redujeron en 115% sus tarifas manteniendo un arancel adicional del 10%. China suspendió sus contramedidas del 34% sobre los Estados Unidos por noventa días.
Hay que recordar que el gran tema es el déficit comercial de bienes de Estados Unidos versus China, que está cerca de USD 295.000 millones. Este desequilibrio que el presidente estadounidense considera que es el causante de problemas de empleo en su país es la gran causa de su gobierno. Yo ya había escrito al respecto en esta misma columna y recordaré más abajo. Trump cree que si él logra mitigar estos desequilibrios en su balanza de cuenta corriente que incluye a la balanza comercial, volverá la grandeza a su país. Make America Great Again (MAGA).
Para eso, Trump sumó desde mayo 2025 un impuesto a las remesas de migrantes indocumentados, que son enviadas desde los Estados Unidos, hasta sus respectivos países de origen. La votación en la Cámara Baja tuvo una apretada votación, 215 contra 214. El tributo será de 3,5% sobre los envíos de dólares. One Big Beautiful Bill Act es el marcante del impuesto, como lo apoda el mismo Trump, con dejo de maldad. El paquete incluye recortes tributarios para los nacionales, restricciones de beneficios sociales y medidas de seguridad fronteriza para evitar a los inmigrantes ilegales. Esto es un fuerte golpe para Latinoamérica. Iba a ser peor, se pensaba aplicar el 5%, y se suavizó al 3,5. En dirección similar a la suspensión de universidades y salud pública de Milei, para extranjeros, Trump hace un ataque frontal a los inmigrantes. Les quita a salud y alimentación, y les cobra por apoyar a sus familias que quedaron a esperar las remesas. Esto es histórico. Nunca se hizo algo así. Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras, México serán los más perjudicados.
Las arcas de EEUU esperan USD 12.000 millones de recaudaciones adicionales con la medida, sobre alrededor de USD 160.000 millones que se envían por año como remesas.
Mientras tanto, el presupuesto 2026 del gobierno Trump planea recortar impuestos a sus ciudadanos, lo que aumentará el déficit fiscal como nunca hubo en los últimos diez años. Con las tarifas que pueden volver, en una guerra comercial de baja intensidad, algunos creen que Trump está preparando una tormenta perfecta en la economía mundial. De hecho, se cree que el PIB global crecerá más lentamente en los próximos años. Es lo que dice el economista Kenneth Rogoff, quien lanzó su nuevo libro titulado Nuestro dólar, vuestro problema , en el mismo sentido de sus colegas Jacques Rueff y Robert Triffin, quienes argüían que, siendo la moneda estadounidense moneda de reserva de países, medio de intercambio del mundo y moneda para ahorro o acumulación de riqueza de los particulares, estos papeles pivotales iban a llevar a una sobrevaloración de la divisa en todo el planeta, lo que iba a ser contraproducente para la competitividad estadounidense. Lo que ha venido aconteciendo. Lo que quebranta a Trump y lo que quiere mitigar forzando una desvalorización. El déficit de la nación norteamericana estimula elevadas tasas de interés, para que el ahorro interno y externo financie los sobregastos estatales, lo que hace que los capitales vayan a ganar altas rentabilidades con relativa seguridad en los papeles estadounidenses, lo que encarece el dólar en los países emergentes y también en los subdesarrollados. Es por eso por lo que el libro se titula Our Dolar, Your Problem . Está todo dicho.
El incentivo de emitir más moneda para financiar el déficit fiscal estadounidense y los intereses de su enorme deuda derivada del mismo, es lo que genera el también enorme déficit comercial y de su balanza en cuenta corriente. El sistema de dólar en su triple papel para el mundo es insostenible, decía Triffin cuando escribió sobre el dilema de Triffin para explicar este fenómeno. Si se desvaloriza el dólar para ganar competitividad a las exportaciones estadounidenses, los ahorristas perderán rentabilidad en sus aplicaciones. Mientras tanto, Brasil, también con déficit fiscal acelerado, eleva la tasa del impuesto sobre operaciones financieras, en especial sobre compras en el exterior con tarjetas, de crédito y débito, en primer lugar para recaudar más; en segundo lugar, con objetivos cambiarios, para evitar que dólares salgan en exceso. También iba a ser para inversiones de fondos en el exterior, pero se tuvo que retroceder. La tasa del 3,5% del IOF para envíos al exterior de dólares, por ejemplo, tasará las mensualidades de los padres de estudiantes brasileños de medicina en el Paraguay, si vienen por medio de tarjetas.
Y en Argentina, donde la falta de dólares es acuciante, Milei recurre a una innovadora medida, en modo blanqueo que no debe ser llamado así para que el libertario no te mande al carajo. Hasta USD 50.000 por mes, sin que nadie te pregunte sobre el origen de tus ahorros dolarizados, puedes sacar tus divisas del colchón, donde las tenías escondidas, y puedes liberarte del Estado controlador, dice Caputo, para comprar lo que quieras, bienes de consumo y bienes durables no tan valiosos, para poder disfrutar de la vida y ser feliz. Dice la propaganda. Nada mal. Es una manera de inyectar dólares al país.
Finalmente, en Paraguay, el B ya inyectó USD 579 millones a abril para mitigar el valor de la divisa estadounidense, alrededor del 43% de lo que se inyectó en el mercado en el 2024, también a abril, para contener el alza del dólar, que desde inicios del 2025 alcanzó G. 7.900 para volver a bajar de este límite inferior.
Como ustedes saben, el amor al dinero es el principio de todos los males; así decía un libro muy vendido. Pero el valor del dólar, es el peor de todos. Our dollar, your problem.
Saludos cordiales.