23 may. 2025

El último mensaje del papa Francisco

El domingo pasado, pocas horas antes de la triste partida del papa Francisco, el mundo recibió su último mensaje de Pascua. En él suplicó por la paz y expresó su repudio al rearme generalizado y a la carrera armamentista que están librando numerosos países del mundo.
Su homilía resonó como un clamor urgente para detener este comportamiento tan peligroso e irracional de importantes líderes que con sus decisiones están poniendo nuevamente en peligro la propia supervivencia de la humanidad.

El mundo tiene hoy numerosos y graves problemas globales como el cambio climático, las pandemias, el narcotráfico y las migraciones masivas, y para enfrentarlos, requiere de la cooperación internacional y del fortalecimiento de los organismos multilaterales. Sin embargo, aunque son graves e impactantes, ninguno de ellos pone en peligro la existencia del ser humano, como sí lo pone la carrera armamentista… especialmente en esta era nuclear.

En la década del 60, después de la Crisis de los Misiles de Cuba, cuando el mundo estuvo al borde de una guerra nuclear, el presidente Kennedy pronunció uno de sus discursos más importantes: El “Discurso por la paz”.

En él Kennedy indujo a evitar un enfrentamiento nuclear y dijo: “Nuestra mayor defensa contra esta guerra es el entendimiento entre los pueblos” porque “como seres humanos compartimos este pequeño planeta, respiramos el mismo aire, todos valoramos el futuro de nuestros hijos y todos somos mortales”.

Lamentablemente, hoy en la Presidencia de los Estados Unidos existe una visión diferente, que propugna que lo único que importa es su propio interés económico, sin medir las consecuencias para el resto del mundo e incluso para su propio país.

Como ejemplo: Con el objetivo de reducir su presupuesto de defensa, Trump está estudiando retirar el paraguas de protección militar que los Estados Unidos brinda a varios países europeos y asiáticos.

Esta protección está vigente desde el año 1945 ante la amenaza militar de la Unión Soviética y de China, que hoy continúan presentes, como podemos ver en la guerra de Ucrania y en las permanentes maniobras militares frente a la isla de Taiwán. Esta decisión de Trump ha dejado en una situación muy vulnerable a estos países, muchos de ellos importantes potencias económicas, como Alemania, Japón, Polonia y Corea del Sur, que ahora, como consecuencia, han decidido rearmarse aceleradamente.

Todos ellos saben perfectamente que el único gran paraguas que les protegerá militarmente es el arma nuclear y tienen todas la condiciones –económicas, científicas, militares– para disponer de ese armamento letal en muy poco tiempo.

Hace más de 200 años se produjo la Revolución sa bajo los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Durante todos estos años el mundo se enfrentó entre la libertad defendida por el capitalismo y la igualdad defendida por el socialismo.

Sin embargo, el tercer principio, la fraternidad, esencialmente el amor entre los seres humanos, fue olvidado y marginado en la disputa geopolítica.

Precisamente esta carencia ética fundamental fue destacada por el papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti, donde enfatiza que solo promoviendo la fraternidad podremos alcanzar una paz auténtica y duradera.

El pedido final del Papa fue claro: La humanidad debe abandonar esta “locura armamentista” y volver a poner la fraternidad y la paz como principios centrales de la convivencia global.

En tiempos en que la irracionalidad parece apoderarse de la escena mundial, el último mensaje del papa Francisco se convierte en una advertencia y en un llamado urgente a que los líderes del mundo reflexionen profundamente y actúen con responsabilidad.

Con la partida de Francisco, perdimos a un líder espiritual que reclamó enérgicamente a la humanidad, transitar el camino de la fraternidad, renunciar al armamentismo desenfrenado y proteger incansablemente la paz.

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