22 may. 2025

Tres años de impunidad en el caso del fiscal Marcelo Pecci

A tres años del día en que se cometió el crimen del fiscal Marcelo Pecci, quien integraba la Unidad Especializada de Lucha Contra el Crimen Organizado y el Narcotráfico, persiste la pregunta sobre la identidad del autor moral. ¿Quién dio la orden del asesinato? El 10 de mayo de 2022, en una playa del Caribe colombiano, fue asesinado el fiscal que dirigía investigaciones vinculadas con el narcotráfico, y gozaba de gran credibilidad. La Justicia paraguaya está aplazada, pero sobre todo decepciona la gestión de la Fiscalía.

El 10 de mayo, en horas de la mañana, el fiscal Marcelo Pecci, integrante de la Unidad Especializada de Lucha Contra el Crimen Organizado y el Narcotráfico, se encontraba con su esposa en la playa, en la isla de Barú, cerca de Cartagena; hasta ahí llegaron los sicarios en una moto acuática. Muy pronto, tras el suceso, los medios colombianos ya daban a conocer algunos detalles del atentado: decían que el asesinato se gestó desde que los responsables del crimen conocieron la presencia del fiscal y su esposa en Colombia, y que cinco hombres y una mujer se habían reunido para planificar el crimen.
Dos años después, Colombia ya había condenado a Francisco Luis Correa Galeano, considerado uno de los articuladores del asesinato de Pecci; este tuvo una pena de seis años y seis meses de prisión, fruto de un acuerdo con la Fiscalía por su colaboración para dar con los demás participantes. Así, otras personas también fueron condenadas por la Justicia colombiana, entre ellas Margareth Lizeth Chacón, quien fue sentenciada a 39 años y 10 meses de cárcel por los delitos de homicidio y fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, rios, partes o municiones. Otros como Andrés Felipe Pérez Hoyos y Ramón Emilio Pérez Hoyos fueron sentenciados a 25 años y 6 meses de prisión por haber ordenado y pagado para acabar con la vida del fiscal Contra el Crimen Organizado; además, el sicario venezolano Wendre Still Scott, Eirson Arrieta Zabatela, Marisol Londoño Bedoya y Cristhian Monsalve Londoño enfrentan una pena de 23 años y seis meses por su participación en el homicidio.

El considerado cerebro del crimen, Francisco Correa, fue asesinado en el interior de su celda en la cárcel de La Picota de Bogotá, Colombia, en enero de este año. Correa, durante sus declaraciones, había apuntado al ex presidente Horacio Cartes y Miguel Insfrán, alias Tío Rico, como supuestos autores morales (ÚH, enero 3, 2025). La Fiscalía abrió una carpeta, pero no tomó declaración del político, cuyo abogado, Pedro Ovelar, había señalado que las declaraciones de Francisco Correa solo intentaron desviar la atención de los verdaderos autores morales del homicidio (ÚH, octubre 6, 2023).

Tres años después todavía no se ha develado la identidad del autor intelectual del crimen del fiscal, y la Fiscalía de nuestro país sigue ofreciendo más excusas que resultados. Digno de mención es el lamentable comentario del fiscal general del Estado, Emiliano Rolón, cuando dijo que “ni Mandrake resolverá el caso con su varita mágica”. Rolón señaló que existen pocas probabilidades de que se llegara al fondo de la investigación en nuestro país, aludiendo a la falta de recursos tecnológicos de la Fiscalía General y afirmó que nuestro país está muy atrasado en comparación con Colombia (marzo 9, 2024).

Además de los casi nulos avances, debe reclamarse el trato que recibió la familia Pecci. Esta situación fue una constante a lo largo de estos años: las sucesivas trabas y negativas a sus pedidos. De este modo, la familia, además de transitar su duelo, tuvo que enfrentar una compleja y tortuosa travesía dentro de nuestro sistema de Justicia. La impunidad que han recibido los autores morales del crimen del fiscal representa una mancha para la Justicia paraguaya y al mismo tiempo se interpreta como una falta de respeto a un funcionario que gozaba de gran credibilidad por la labor que ejercía.

Un concepto interesante de aplicar en este caso es el de gobernanza criminal. Se refiere al sometimiento por parte de los grupos criminales, a la ciudadanía y al Gobierno; de esta manera, son ellos quienes imponen las reglas y condicionan nuestras vidas. Debemos entender que el crimen del fiscal Pecci fue el mensaje. Lamentablemente, faltó la contundente respuesta del Estado paraguayo.

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