Los periodistas han venido cumpliendo su fundamental labor a lo largo de los años, informando, opinando, orientando a la opinión ciudadana con información veraz y siendo la voz de los que no podían hablar.
En el año 1908, el mayor Albino Jara había liderado un golpe militar que derrocó a Benigno Ferreira; aquellos fueron días de combate en las calles de Asunción con centenares de muertos y heridos. Rafael Barrett, periodista y escritor español, escribió un artículo, Después de la matanza , y como ningún periódico lo quiso publicar, se imprimió en la publicación quincenal anarquista, Germinal, dirigida por el argentino José Guillermo Bertotto, y fue repartido en las calles. Entonces, Albino Jara ordenó apresarlos a ambos y les hizo tragar la hoja con el artículo mojado en salmuera; sin embargo, Barrett se negó y dijo: “De un militar paraguayo esperaba cualquier cosa, menos que sea un cobarde”. Barrett no tuvo que tragar la hoja, pero fue expulsado del país.
Este pudo haber sido uno de los primeros episodios de defensa de la dignidad profesional y de la libertad de expresión en la historia del periodismo paraguayo, pero hubo otros más a lo largo de los años. Recordemos que Última Hora nació en plena dictadura para hacer periodismo con contenido crítico, y durante las décadas del gobierno dictatorial de Stroessner intentó siempre estar del lado de la ciudadanía en un país donde a diario se violaban los derechos humanos y se restringían libertades. Con el retorno de la democracia volvieron las libertades y la prensa libre se convirtió en testigo de ese proceso, reivindicando que sin una prensa libre no es posible la democracia.
Pero mientras los periodistas ratificaban, en democracia, su rol de ser el perro guardián contra los abusos, fue surgiendo en las sombras el poder que hace 34 años tomó la vida de Santiago Leguizamón, asesinado por sicarios un 26 de abril de 1991 en la ciudad de Pedro Juan Caballero. Tres décadas después hay poca justicia para Santiago y la lista de colegas asesinados en el cumplimiento de su labor supera la veintena.
Hoy, más que nunca, el país necesita un periodismo independiente, riguroso y comprometido con la ciudadanía, ya que abundan los peligros y amenazas. No solo faltan seguridad y garantías para el ejercicio del trabajo periodístico; hay amenazas, desde incluso poderes del Estado, como las reacciones violentas de diputados del partido de gobierno contra periodistas críticos que destapan casos de corrupción y nepotismo. También hubo amedrentamiento de parte de la Fiscalía exigiendo datos sobre fuentes y publicaciones sobre funcionarios y autoridades de Gobierno, con la intención no solo de limitar la actividad periodística, sino de sembrar temor.
Para la democracia es vital el ejercicio de un periodismo libre e independiente, más todavía en tiempos en que se multiplicaron los peligros por la infiltración del narcotráfico, el crimen organizado y la vocación autoritaria que no ite la pluralidad ni el disenso. Este es un día para reafirmar el compromiso con la ciudadanía y para seguir abogando por condiciones dignas y seguras de trabajo para todos los periodistas paraguayos.