En la celebración eucarística de Jubileo de adolescentes, jóvenes y personas en situación de discapacidad de este domingo, en la Basílica de Caacupé, en coincidencia con el Día de las Familias y en pleno Domingo de la Divina Misericordia, el padre carmelita Carlos Julio Medina estuvo a cargo de la misa y en su homilía recordó a Chiquitunga.
La recordó a un día del aniversario de su partida, hace 66 años.
“Mañana 28 de abril es el día para celebrar la memoria de nuestra primera y querida beata paraguaya María Felicia de Jesús Sacramentado, cariñosamente conocida como Chiquitunga. Estamos celebrando el centenario de su nacimiento”, refirió Medina.
El padre se refirió a Chiquitunga como una mujer que supo gastar su juventud, su energía en favor de su pueblo, de la Iglesia y del prójimo, especialmente en favor de las personas más débiles y vulnerables de la sociedad.
Señaló además que Chiquitunga es un ejemplo de cristiana para todos nosotros, en especial para los adolescentes, jóvenes y las personas en situación de discapacidad que acudieron a celebrar el Jubileo.
“La beata tenía un espíritu misionero y una viva conciencia de que a Jesús hay que conocerlo para darlo a conocer”, expresó el padre, a la par de citar un texto escrito en el diario de Chiquitunga: “Haz que este ardor de mi corazón se trueque en una vida intensa de unión contigo, dueño amado, de intenso apostolado por tu gloria y salvación de las almas, de intenso renunciamiento. Vivir solo para vos, por vos y en vos”.
Nota relacionada: El papa Francisco y su rol clave para la beatificación de Chiquitunga
Medina destacó: “Ella era una enamorada de Jesús, de Dios y del apostolado”.
Asimismo, manifestó que una constante en la vida de Chiquitunga fue su deseo de “entrega total” y expresó que ella no quería realizar las cosas a medias, mucho menos, su entrega y seguimiento a Jesús.
En ese sentido, volvió a recordar palabras de la beata. “Divino rey de amor, sed tengo de una entrega total. Jesús mío, dueño único, dueño verdadero de todo mi amor, por quien he dado y entregado y aceptado integralmente todo”, citó Medina.
Visita a Caacupé
El padre Carlos Julio Medina recordó que el 1 de diciembre de 1954, Chiquitunga acudió al santuario mariano para rezar ante la Virgen de Caacupé y en esa ocasión, escribió unas palabras.
“Madrecita mía, y ya que aquí en tu santuario de Caacupé, nada más quiero pertenecerme sino solo a ti. Madrecita, para que tú, tomándome de las manos como a una pequeñita, me lleves a donde él, el único, el exclusivo amor de mi corazón. Tú sabes cuánto es que debo agradecerte y por vos a él, nada merezco, nada absolutamente. Pero aquí me tienes. Siento una fiebre abrasadora que arde en mis entrañas por deseos de ofrecerme, de inmolarme, de acabarme por mi Dios y mis hermanos”; había escrito María Felicia de Jesús Sacramentado.
Luego, añadió: “A eso he venido, madrecita, hasta este trono de Caacupé y a presentarte estos tres pedidos concretísimos al entregar todo mi ser”.
El padre recordó la frase “todo te ofrezco, Señor”, dicha tantas veces por la beata. Asimismo, señaló que con esa plegaria, le entregó su vocación a la Virgen y le dijo que acudió hasta la Basílica con tres peticiones concretas.
Puede interesarle: Reliquias de Chiquitunga entre las posesiones del Papa Francisco
La primera: Que la Virgen custodie su vocación; la segunda: Por su familia, que se encontraba en fuerte conflicto por su decisión de hacerse religiosa. Pidió que la paz de Jesús entre en su familia, en su hogar.
“Muchos de nosotros nos sentimos aludidos en esta petición y en particular en este día en el que en nuestro país celebramos el Día de las Familias”, expresó el padre para luego citar la tercera petición de la beata.
“Conoces todos los pasos, acciones e ideales de todos sus hijos. Conoces especialmente el de aquellos que en este año, a vos dedicado, han puesto particular empeño en que te conozcan, te amen y te sirvan y por ti a Cristo. Conoces sus desvelos, trabajos e inquietudes con respecto a ti”, escribió Chiquitunga.
Asimismo, la beata agregó: “Bendice a nuestras familias, a nuestros sacerdotes y seminaristas, a nuestra amada acción católica. En fin, a todos, madrecita del alma. Y aunque no valga nada la inmolación de mi vida, con un sentido profundamente católico, llegue hasta todo el mapa, al último rincón del mundo”.
Lea más: La beata paraguaya Chiquitunga, con nueva imagen en la Catedral
El padre manifestó que hace más de 70 años, Chiquitunga acudió a Caacupé a orar por los fieles y entregar su vida por la paz en todas las familias, por aquellos que dedican su vida a la difusión del Evangelio: Catequistas, grupos juveniles, religiosos, religiosas, sacerdotes y seminaristas.
“Su deseo era que llegara hasta el último rincón del mundo su inmolación. Aunque en su profunda humildad sabía que era un ofrecimiento gratuito. Dejémonos animar e iluminar por su testimonio de amor y entrega sin medida por la Iglesia en este año jubilar con el lema Peregrinos de Esperanza”, señaló Medina.
Asimismo, destacó que en la víspera de su memoria, Chiquitunga quiere invitar a poner la mirada en Jesús resucitado “que nos entrega su espíritu para superar nuestras cobardías, incoherencias y faltas de compromiso como gente de Iglesia, y convertirnos en portadores de la infinita misericordia de Dios”.