Con una misa en la Catedral Metropolitana de Asunción, presidida por el padre Ignacio Montojo, realizaron la coronación y solemne misa en honor a Nuestra Señora de Fátima.
La celebración unió a los feligreses de Paraguay y el mundo en torno a la fe hacia la Virgen.
En la celebración eucarística uno de los pedidos durante la homilía fue la paz a nivel mundial.
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Durante su homilía central el religioso mencionó que nunca como antes la paz mundial estuvo tan amenazada como este año 2025.
Señaló también que las causas de los conflictos que están ocurriendo en el mundo tienen como causas intensiones mezquinas y vulgares que desplazan a millones de personas.
Explicó, además, que la verdadera paz es la tranquilidad del orden, que es la disposición de las criaturas según su finalidad.
“Nuestra finalidad es que salimos de Dios y volvemos a Dios, en esta tierra estamos de paso, debemos servir y alabar a Dios para salvar nuestra alma”.
"¿La humanidad vive en orden en este 2025 para servir y reverenciar a Dios? Seríamos ilusos e ingenuos si afirmamos eso. No hay tranquilidad ni orden porque se quiere construir una paz divorciada de Cristo y su madre”, agregó.
Según expresó, la paz debe ser construida sobre la fidelidad al Señor. Lo que hará también que la Virgen y su corazón inmaculado triunfen en el mundo. Por ello, invitó a todos los feligreses a construir esa paz, con penitencia, oración y conversión.
Historia
Cada 13 de mayo la Iglesia Católica celebra a Nuestra Señora de Fátima, una de las advocaciones marianas más extendidas y queridas en el mundo católico.
En esta fecha, en 1917, la Madre de Dios apareció por primera vez a tres humildes pastorcitos Lucía, Jacinta y Francisco en Cova de Iría, Fátima (Portugal), detalla el sitio ACI Prensa.
Luego de ese primer encuentro, en que la Virgen dirigió palabras a los tres niños, volvieron al sitio durante seis meses.
Las apariciones, sin embargo, no representaron tranquilidad para los pastorcillos que acudían a ellas a pedido de la Virgen, según relata el sitio de informaciones católicas.
Fueron convertidos en blanco de burlas, calumnias e incluso amenazas de cárcel el mundo se resistía a creer y aceptar su testimonio.
Aunque muchos corazones fueron tocados en ese entonces, también brotó mucha incomprensión.
Las autoridades políticas de la localidad evidenciaron inmediatamente su disgusto por las grandes movilizaciones de gente, y un inesperado renacimiento religioso.
En todas las apariciones de Fátima, María insistió maternalmente en el mismo pedido: Rezar el rosario para lograr la paz en el mundo y el fin de las guerras.
En el año de la aparición de la Virgen en Portugal, estaba en pleno apogeo la Primera Guerra Mundial.