Las comunidades del Chaco se encuentran aisladas debido al mal estado de los caminos y enfrentan una grave crisis: sin a agua potable ni electricidad, con escasez de alimentos para sus familias y expuestas a enfermedades y todo tipo de alimañas. La situación, agravada por las lluvias, también está afectando la producción de alimentos, especialmente la carne. Los fenómenos climáticos, ya sean lluvias o sequías, impactan constantemente en esta región, que sufre el abandono, la desidia y la ausencia del Estado.
Este vía crucis interminable lo padecen las comunidades indígenas que carecen de absolutamente todo, pueblos y ciudades con autoridades que no son capaces de representar sus intereses ni trabajan lo suficiente para resolver los cíclicos problemas, así como los trabajadores que con frecuencia son explotados.
Solamente en los discursos cuando se recuerda algún aniversario de una batalla de la guerra las autoridades recuerdan la significación de esta región del país. Y pese a que hace 90 años Paraguay recuperó más de 150.000 kilómetros de suelo chaqueño, es oportuno preguntar si realmente el país sostiene la soberanía de este pedazo de nuestro territorio.
A pesar de su crecimiento como polo de desarrollo, el Chaco sigue enfrentando carencias inaceptables. La falta de vías de comunicación es la principal razón por la cual muchas comunidades sobreviven aisladas, en el olvido y el abandono. Una de las carencias más críticas es el , ya que las rutas son intransitables. Durante la temporada de sequía, los caminos se convierten en trampas de polvo conocidas como talcales, que en época de lluvias se transforman en lodazales infranqueables.
Actualmente las lluvias que no cesan están dejando a miles de familias chaqueñas completamente aisladas, rodeadas de agua, sin contar con los recursos necesarios para alimentarse y para cuidar de su salud. Ante la crítica situación las vías aérea y fluvial son las únicas aptas para que las comunidades puedan recibir asistencia, alimentos y medicamentos. Recordemos la angustiosa situación que tuvo que soportar un grupo de trabajadores de estancia, obligados a emprender una travesía a pie de al menos 100 km para regresar a sus hogares. Lo lograron, fatigados y casi enfermos, llegando hasta la Comisaría de María Auxiliadora para poder ser evacuados con el helicóptero de la Policía Nacional.
Las lluvias que afectan al Chaco paraguayo, que deja inservible la infraestructura vial comenzó también a afectar a la cadena productiva ganadera. Como explicó uno de los productores, la situación se ha vuelto muy complicada pues en algunos lugares ni siquiera vehículos 4x4 o tractores pueden ingresar, lo que está impactando directamente sobre la salida de ganado gordo hacia los frigoríficos nacionales, que proveen al mercado interno y también al que exporta.
Como la población del país ya lo está comprobando, el precio de la carne ha experimentado un leve incremento, influido no solo por las condiciones climáticas, sino también por una creciente demanda internacional, por la presencia de la carne paraguaya en mercados internacionales. Esa es otra de las consecuencias de la falta de adecuada infraestructura en esta zona del país.
Es lamentable que ningún gobierno sea capaz de entender que la emergencia en el Chaco dura todo el año. Cuando la sequía dura varios meses, los incendios forestales arrasan y la densa humareda afecta la salud de la población, sin mencionar que comienzan a padecer una serie de enfermedades por el consumo de agua turbia. En temporada de lluvias, las comunidades quedan absolutamente aisladas por el pésimo estado de los caminos, como está ocurriendo en este momento.
Los fenómenos climáticos exhiben no solamente las carencias de una importante zona del país, revelan sobre todo, la ineptitud y la indiferencia de nuestras autoridades así como su falta de compromiso con estos paraguayos que sobreviven en el olvido y sin derechos básicos.