22 may. 2025

Imparable inflación de alimentos afecta la calidad de vida

La inflación sigue el mismo ritmo que el año anterior. El informe sobre el comportamiento de este indicador en el primer cuatrimestre enero-abril emitido por el Banco Central del Paraguay (B) da cuenta de la persistencia de este problema que afecta de manera directa a la población. Los ingresos laborales vienen cayendo persistentemente desde 2014, debido al aumento de los precios de importantes bienes de la canasta básica familiar como son los alimentos sanos, afectando el consumo y la calidad de vida.

El reporte del B señala que la inflación del mes de abril de 2025 estuvo explicada por incrementos de precios principalmente en la agrupación de alimentos, los bienes durables y ciertos servicios de la canasta. Este resultado fue parcialmente atenuado por disminuciones de precios observadas en los combustibles para rodados.

En el segmento de alimentos, destacan los incrementos en productos como la carne vacuna y sus sustitutos –carne de aves y menudencias vacunas–, productos lácteos, frutas, panificados, pescados, café, chocolate, entre otros. Algunos de estos bienes son componentes fundamentales de la salud nutricional. Una especial preocupación radica en la niñez y adolescencia para quienes estos alimentos deben estar en su dieta diaria.

El resultado acumulado de los primeros cuatro meses del año es levemente superior al registrado el año anterior. Como es habitual, desde hace una década, el aumento de los precios de alimentos es superior al promedio general, lo cual muestra la incidencia de este problema en la calidad de vida y en la política sanitaria.

En el primer cuatrimestre del presente año, los precios de frutas y verduras se incrementaron 27,9%, lo cual resulta totalmente inaceptable en un país productor de alimentos y con un clima apto para la producción de todo tipo de productos.

Una vida saludable es determinante para el bienestar de las personas a lo largo de toda la vida. En la niñez es imprescindible para el aprendizaje, en la juventud y adultez para lograr una trayectoria laboral continua y productiva, y en la vejez para garantizar una vida activa y con tranquilidad.

La eficiencia y eficacia de la política de salud depende de la prevención de las enfermedades, muchas de ellas relacionadas con una alimentación adecuada. Las estadísticas muestran en Paraguay el rápido crecimiento de patologías relacionadas con la mala alimentación y esta, a su vez, depende de la disponibilidad y de los precios. Cuando no existen alimentos sanos o existen pero tienen alto costo, la población los reemplaza por otros de menor precio y calidad con efectos negativos en la salud. Por lo tanto, la inflación de alimentos, además de reducir la capacidad adquisitiva de los ingresos, eleva los costos de la asistencia sanitaria al contribuir a aumentar la incidencia de enfermedades.

La inflación de alimentos en Paraguay es el reflejo del desinterés de políticos y autoridades. Así como existen políticas públicas exitosas dirigidas a impulsar las exportaciones de materias primas agropecuarias, debieran existir políticas para la producción y el a mercados de alimentos para el consumo interno.

El sistemático abandono desde hace años a la agricultura familiar se está traduciendo en altos precios de alimentos, la dependencia de cada vez mayor importación y los cambios en los hábitos de consumo hacia alimentos nocivos para la salud.

Es urgente una política de amplio alcance dirigida al sector que incluya no solo objetivos dirigidos al consumo interno, sino también a fortalecer la industria alimenticia. Los efectos multiplicadores de esta política no solo redundan en beneficio de las familias, sino también del Estado por dos vías.

Por un lado, la producción y comercialización de alimentos contribuyen al PIB, a generar empleos con seguridad social y a las recaudaciones tributarias, por lo cual parte de la inversión pública realizada retorna al Estado a través de los ingresos fiscales. Por otro lado, mejores condiciones de salud nutricional reducen costos en el sistema de salud, ahorrando recursos públicos.

Por lo tanto, la ausencia de una política pública refleja desidia y desinterés de las autoridades en el bienestar de la población y en la eficiencia de los recursos públicos.

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